Romney se queda muy cerca en voto popular en un país polarizado
Tendrá un congreso en manos republicanas y un senado demócrata
Sobrevive a la crisis económica gracias al voto de minorías, jóvenes y mujeres
Obama: "Para los EE.UU. lo mejor está por venir"
Los retos económicos: un reelegido Obama se asoma al abismo fiscal
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ALBERTO FERNÁNDEZ
07.11.2012 - 05:17h
Barack Obama ha sido reelegido este miércoles por amplio margen presidente de los Estados Unidos al conseguir más de 300 votos del colegio electoral frente a los 200 de su rival, Mitt Romney, que también ha perdido en voto popular aunque por apenas un punto.
"Estamos todos juntos en esto. Esto es por lo que hicimos campaña, esto es lo que somos. Gracias", ha asegurado el mandatario en un mensaje en Twitter en la primera reacción a su victoria mientras sus partidarios esperan sus palabras en su cuartel general de campaña, en Chicago.
Ante una multitud enfervorecida por la esperanza del ‘Yes we can’, Obama advertía en la misma ciudad hace cuatro años: “Esta victoria no es un cambio, es una oportunidad para el cambio”.
Cuatro años después, el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos ha sentido el significado real de sus palabras: con un desempleo rozando el 8% los estadounidenses han decidido darle otra oportunidad gracias a una coalición de latinos, mujeres y jóvenes (además de los negros) que siguen confiando en él.
Más aún, en un giro que puede ser preocupante para las eventuales opciones de sus rivales republicanos para volver a la Casa Blanca en 2016, la rotundidad de la victoria de Obama –mayor de lo que predecían los sondeos- muestra que hay un grupo creciente de americanos deseosos de confiar en los demócratas más allá de la coyuntura económica.
La importancia del norte industrial
Pese a llegar empatado en las encuestas de intención de voto, el presidente ha conseguido una mayor ventaja de la prevista gracias al apoyo unánime de los estados del norte y nordeste industrial (Iowa, Wisconsin, Minesota, Michigan, Ohio y Pensilvania), en los que esperaba cimentar su victoria sin la ayuda de Florida, donde está por delante por un puñado de votos en un recuento agónico.
El momento clave de la noche electoral se produjo sobre las cinco de la mañana, cuando las grandes cadenas de televisión han proclamado vencedor a Obama tras darle como vencedor a Ohio, el enclave que guardaba las llaves de la Casa Blanca.
Buena parte del éxito del presidente se puede atribuir al rescate de los gigantes de la automoción en 2009, que dan miles de empleos en este estado y que Romney había rechazado en un artículo de opinión en el New York Times.
Ohio ya fue clave en los comicios de 2004 entre Bush y Kerry. En esa ocasión, Bush consiguió que un estado tradicionalmente republicano le diese el empujó definitivo frente a su rival demócrata; ahora en un contexto de crisis económica el caso de Ohio, como el de sus vecinos Wisconsin, Michigan y Pensilvania, resume el mensaje de estas elecciones: pese a la mala situación económica, los estadounidenses confían en las soluciones de Obama frente al mayor liberalismo propugnado por su rival, Mitt Romney.
Así, al contrario que los líderes europeos azotados por la crisis, Obama ha aguantado en el puesto pese a llegar en medio de la mayor crisis financiera de la historia y afronta ahora el reto de volver a impulsar el crecimiento de la mayor potencia económica mundial recortando a su vez su déficit y su deuda.
¿Una victoria más amplia?
Con todo, a Obama le quedaban varias balas en la recámara si no vencía en Ohio. La más sorprendente, Florida, que los sondeos habían dado por hecho que sería de Romney pero donde sigue por delante en el recuento con más del 90% de los votos escrutados, aunque por muy estrecho margen.
Otro estado clave, Virginia, también ha vivido un recuento de infarto: tras empezar con amplias ventajas republicanas, en el tramo final Obama ha dado la vuelta y se lo ha anotado
Los otros dos enclaves decisivos, Nevada y Colorado, también se han inclinado por el presidente. Si Florida sigue esta senda, Obama tendrá 332 votos del colegio electoral frente a 206 de Romney, un margen mucho mayor que Bush en 2004.
Con una derrota de este tipo, los republicanos afrontan otros cuatro años de travesía en el desierto con el reto de afrontar un reto demográfico cada vez más acuciante: la mengua de sus feudos por el auge de una población latina que se siente atacada por su virulencia antimigratoria.
El caso de Nevada y Colorado es un ejemplo que se puede extender a otros enclaves, como Arizona e incluso Texas, el estado con mayor número de votos electorales en el saco de Romney.
El dilema republicano
A Romney solo le queda el consuelo del apoyo –también mínimo- de hacerse por poco con el estado sureño de Carolina del Norte, que han vuelto al saco republicano tras caer ante la ola de cambio de Obama en 2008.
Estos enclaves, junto a Indiana y parte de Nebraska, muestran el otro lado de la victoria de Obama, que ya no puede decir, como en 2008, que ya no hay unos Estados Unidos en rojo (republicano) y azul (demócrata), porque la polarización salta a la vista, tal y como muestra el hecho de que hayan estado casi empatados en voto popular pese a la amplitud de la ventaja en el colegio electoral.
Por eso, el candidato demócrata sabe que su nuevo mandato no es un cheque en blanco. De hecho, ha sido reelegido con menos apoyo que en 2008, algo inusual en los presidentes de Estados Unidos, que si vuelven a la Casa Blanca suelen ampliar su ventaja.
Superar esa división del país, que se refleja en la composición del poder legislativo -el Senado seguirá en manos de los demócratas, la Cámara de Representantes, de los republicanos- será uno de los grandes retos del segundo mandato de Obama, que ya no tendrá sobre sus hombros el peso de buscar una reelección.
El primer capítulo será solucionar el llamado abismo fiscal, una serie de exenciones fiscales y aumentos de impuestos que caducan a finales de año y donde un Obama reelegido tendrá que recuperar su mejor tono bipartidista para evitar un nuevo estancamiento económico de consecuencias imprevisibles a nivel mundial.
El segundo, negociar con los 30 gobernadores republicanos la aplicación a partir de 2014 de su gran logro legislativo, la reforma sanitaria, para conseguir que millones de estadounidenses que están fuera del sistema tengan cobertura médica.
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