Alemania y Francia posponen su decisión para reforzar los contingentes en Afganistán
El secretario de la Alianza confía en reunir 5.000 efectivos extra gracias a una mayor implicación de Reino Unido, Polonia o España
El secretario de la Alianza confía en reunir 5.000 efectivos extra gracias a una mayor implicación de Reino Unido, Polonia o España
El secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, dijo ayer en Bruselas disponer de 5.000 militares más para Afganistán -una cifra que podría incluso «acrecentarse en varios miles»-, pero no precisó el origen de esos efectivos, que constituirían la respuesta internacional al llamamiento de Barack Obama para neutralizar el avispero talibán. El aumento de tropas se materializaría a corto plazo para garantizar la retirada de las fuerzas internacionales y la transferencia de responsabilidades a las autoridades locales hacia 2011, según las últimas fechas barajadas por el presidente estadounidense.
Los requerimientos formulados por Obama a la comunidad internacional, y específicamente a la OTAN a través, ayer, de Hillary Clinton y de Robert Gates, secretarios de Estado y de Defensa, respectivamente; se circunscriben a entre 5.000 y 7.000 militares adicionales a los ya desplegados. La respuesta de los aliados europeos ha sido por ahora tibia y no parece que el Consejo Atlántico de ministros de Exteriores, que hoy comienza en Bruselas, sea el momento adecuado para subir la temperatura ambiental, según aseguraban ayer fuentes diplomáticas.
Hillary Clinton declaró ayer en Washington que se propone formular demandas de contribuciones adicionales de efectivos a los aliados cuando se reúna con ellos en la capital belga mañana. Esas peticiones conciernen lo mismo a financiación que a fuerzas para combatir o instructores de soldados y policías. «Los requerimientos afectan a todo el espectro», afirmaban ayer las fuentes citadas.
Circunstancias muy variadas, sin embargo, permiten aventurar que no será esta semana cuando los aliados europeos concretarán su respuesta. Exceptuados algunos compromisos más o menos públicos ya explicitados, como los 500 soldados adicionales que Gordon Brown ha prometido desplegar, o los 200 españoles que se sumarían a los 240 del contingente enviado para garantizar la seguridad durante las elecciones afganas del verano que se quedan allí, el grueso de los aliados contiene la respiración ante los requerimientos americanos.
Conferencia de Londres
Alemania, que tiene casi cubierto, con 4.400 efectivos desplazados en Afganistán, su potencial de despliegue en el exterior según el mandato parlamentario en vigor, espera una revisión estratégica que Berlín estudiará en enero y de cuyos resultados dependería un compromiso reforzado con Afganistán que se materializaría en la Conferencia de Londres (28 de enero). Y Sarkozy, por su parte, ha dicho que Francia no enviará más uniformados para combatir, aunque en la OTAN apuntan que esa negativa no comprende a instructores. Eslovaquia podría trasladar 250 soldados, Macedonia, 80, Polonia, hasta 600; aunque el Gobierno de Donald Tusk no se siente nada cómodo con las nuevas demandas americanas, Berlusconi ha declarado estar dispuesto a realizar un esfuerzo adicional y, ya fuera de la OTAN, Georgia habla de 900 hombres y Corea podría aportar 600.
La Alianza lidera un conglomerado internacional de fuerzas en Afganistán con ya 104.000 hombres, que crecerían hasta 139.000 con los nuevos envíos. Estados Unidos, con 68.000 -34.000 de ellos bajo la bandera de la OTAN- y Reino Unido, con 9.000, son los contribuyentes principales. España, si se confirma la nueva dotación, tendrá 1.200 hombres. Rusia llegó a tener medio millón de soldados en Afganistán y no consiguió domeñar a la resistencia.
Mientras, la Conferencia de Generación de Fuerzas para Afganistán no comenzará hasta el lunes. Siendo como es incierto el grado de compromiso que los aliados adoptarán en el conflicto, lo que está claro es que la OTAN asumirá la estrategia del comandante supremo aliado en el terreno, el general Stanley McChrystal. Sus planteamientos figuran comprendidos en un documento que será aprobado por el Consejo Atlántico. McChrystal manifestaba ayer que los 30.000 soldados adicionales comprometidos por Obama cambiarán radicalmente la situación en el país centroasiático. En la OTAN, las fuentes ayer consultadas prefieren ser más cautas, en espera de los resultados de la campaña que comenzará en primavera.
Los requerimientos formulados por Obama a la comunidad internacional, y específicamente a la OTAN a través, ayer, de Hillary Clinton y de Robert Gates, secretarios de Estado y de Defensa, respectivamente; se circunscriben a entre 5.000 y 7.000 militares adicionales a los ya desplegados. La respuesta de los aliados europeos ha sido por ahora tibia y no parece que el Consejo Atlántico de ministros de Exteriores, que hoy comienza en Bruselas, sea el momento adecuado para subir la temperatura ambiental, según aseguraban ayer fuentes diplomáticas.
Hillary Clinton declaró ayer en Washington que se propone formular demandas de contribuciones adicionales de efectivos a los aliados cuando se reúna con ellos en la capital belga mañana. Esas peticiones conciernen lo mismo a financiación que a fuerzas para combatir o instructores de soldados y policías. «Los requerimientos afectan a todo el espectro», afirmaban ayer las fuentes citadas.
Circunstancias muy variadas, sin embargo, permiten aventurar que no será esta semana cuando los aliados europeos concretarán su respuesta. Exceptuados algunos compromisos más o menos públicos ya explicitados, como los 500 soldados adicionales que Gordon Brown ha prometido desplegar, o los 200 españoles que se sumarían a los 240 del contingente enviado para garantizar la seguridad durante las elecciones afganas del verano que se quedan allí, el grueso de los aliados contiene la respiración ante los requerimientos americanos.
Conferencia de Londres
Alemania, que tiene casi cubierto, con 4.400 efectivos desplazados en Afganistán, su potencial de despliegue en el exterior según el mandato parlamentario en vigor, espera una revisión estratégica que Berlín estudiará en enero y de cuyos resultados dependería un compromiso reforzado con Afganistán que se materializaría en la Conferencia de Londres (28 de enero). Y Sarkozy, por su parte, ha dicho que Francia no enviará más uniformados para combatir, aunque en la OTAN apuntan que esa negativa no comprende a instructores. Eslovaquia podría trasladar 250 soldados, Macedonia, 80, Polonia, hasta 600; aunque el Gobierno de Donald Tusk no se siente nada cómodo con las nuevas demandas americanas, Berlusconi ha declarado estar dispuesto a realizar un esfuerzo adicional y, ya fuera de la OTAN, Georgia habla de 900 hombres y Corea podría aportar 600.
La Alianza lidera un conglomerado internacional de fuerzas en Afganistán con ya 104.000 hombres, que crecerían hasta 139.000 con los nuevos envíos. Estados Unidos, con 68.000 -34.000 de ellos bajo la bandera de la OTAN- y Reino Unido, con 9.000, son los contribuyentes principales. España, si se confirma la nueva dotación, tendrá 1.200 hombres. Rusia llegó a tener medio millón de soldados en Afganistán y no consiguió domeñar a la resistencia.
Mientras, la Conferencia de Generación de Fuerzas para Afganistán no comenzará hasta el lunes. Siendo como es incierto el grado de compromiso que los aliados adoptarán en el conflicto, lo que está claro es que la OTAN asumirá la estrategia del comandante supremo aliado en el terreno, el general Stanley McChrystal. Sus planteamientos figuran comprendidos en un documento que será aprobado por el Consejo Atlántico. McChrystal manifestaba ayer que los 30.000 soldados adicionales comprometidos por Obama cambiarán radicalmente la situación en el país centroasiático. En la OTAN, las fuentes ayer consultadas prefieren ser más cautas, en espera de los resultados de la campaña que comenzará en primavera.
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