Agencias/ Saná/ la Verdad
Los servicios de rescate ya han conseguido recuperar los primeros cadáveres
Todo apunta a que el aparato se precipitó al océano cuando intentaba aterrizar en medio de unas malas condiciones meteorológicas
Se trata del segundo accidente aeréo en menos de un mes, después de que el 1 de junio otro Airbus con 228 personas cayese al Atlántico
Las autoridades aéreas yemeníes han anunciado el hallazgo de los primeros cadáveres de los pasajeros del avión que se precipitó anoche al océano Índico frente a las costas de las islas Comoras. El aparato, un Airbus 310-300, había salido de Saná a las 18.45 hora local (15.45 GMT), en el vuelo IY-626, con 153 personas a bordo entre pasajeros y tripulación. El ministro galo de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, ha confirmado que 66 de las víctimas eran ciudadanos franceses.
El vicepresidente de la aviación civil yemení, Mohamed Abdelrahman Abdelqader ha explicado que aún se desconocen las causas que provocaron que el aparato se estrellara en el océano Índico, a unos 30 kilómetros de su destino, el aeropuerto de Moroni, capital de Camores.
El avión perdió el contacto con la torre de control a la 01.51 hora local (22.51 GMT), cuando se preparaba para el aterrizaje. "Un equipo técnico yemení viajará inmediatamente a las islas Comoras para investigar las causas del suceso", ha asegurado Abdelrahman, quien ha conformado, además, que arreciaba una tormenta en el momento del siniestro.
El vuelo, de la compañía yemení Yemenia había comenzado en el aeropuerto parisiense Roissy-Charles de Gaulle a bordo de un Airbus A330-200. La primera escala tuvo lugar en Marsella, donde embarcaron más pasajeros. El vuelo aterrizó posteriormente en Sana, capital de Yemen, donde se apearon algunos viajeros que habían embarcado en Marsella y donde el resto cambió de avión para embarcar en un A310 para dirigirse a Yibuti, última escala antes de la llegada a Moroni. A diez minutos del aterrizaje, el avión se estrelló en el mar.
Se trata del segundo Airbus que se estrella contra el mar este mes. El pasado 1 de junio, un Air France Airbus A330-200 se precipitó contra el océano Atlántico con 228 personas a bordo.
Ayuda francesa
Mientras continúan las labores de rescate, el Gobierno francés ya ha anunciado el envío de dos barcos de la armada y un avión de transporte militar. Los medios civiles y militares franceses se concentran en la isla gala de La Reunión para dirigirse al lugar de la catástrofe. Los barcos, equipados con lanchas ligeras, se encuentran frente a las costas de Madagascar y no llegarán al lugar del siniestro hasta mañana.
El secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, se ha trasladado al centro de crisis instalado en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle para informar a los familiares de algunos de los pasajeros del avión accidentado que emprendieron vuelo en la capital francesa. Bussereau ha apuntado que la causa del accidente puede haber sido el mal tiempo. Ésa es una de las hipótesis que barajan los investigadores aunque el responsable francés insistió en que "por ahora, hay que ser prudentes".
Los servicios de rescate ya han conseguido recuperar los primeros cadáveres
Todo apunta a que el aparato se precipitó al océano cuando intentaba aterrizar en medio de unas malas condiciones meteorológicas
Se trata del segundo accidente aeréo en menos de un mes, después de que el 1 de junio otro Airbus con 228 personas cayese al Atlántico
Las autoridades aéreas yemeníes han anunciado el hallazgo de los primeros cadáveres de los pasajeros del avión que se precipitó anoche al océano Índico frente a las costas de las islas Comoras. El aparato, un Airbus 310-300, había salido de Saná a las 18.45 hora local (15.45 GMT), en el vuelo IY-626, con 153 personas a bordo entre pasajeros y tripulación. El ministro galo de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, ha confirmado que 66 de las víctimas eran ciudadanos franceses.
El vicepresidente de la aviación civil yemení, Mohamed Abdelrahman Abdelqader ha explicado que aún se desconocen las causas que provocaron que el aparato se estrellara en el océano Índico, a unos 30 kilómetros de su destino, el aeropuerto de Moroni, capital de Camores.
El avión perdió el contacto con la torre de control a la 01.51 hora local (22.51 GMT), cuando se preparaba para el aterrizaje. "Un equipo técnico yemení viajará inmediatamente a las islas Comoras para investigar las causas del suceso", ha asegurado Abdelrahman, quien ha conformado, además, que arreciaba una tormenta en el momento del siniestro.
El vuelo, de la compañía yemení Yemenia había comenzado en el aeropuerto parisiense Roissy-Charles de Gaulle a bordo de un Airbus A330-200. La primera escala tuvo lugar en Marsella, donde embarcaron más pasajeros. El vuelo aterrizó posteriormente en Sana, capital de Yemen, donde se apearon algunos viajeros que habían embarcado en Marsella y donde el resto cambió de avión para embarcar en un A310 para dirigirse a Yibuti, última escala antes de la llegada a Moroni. A diez minutos del aterrizaje, el avión se estrelló en el mar.
Se trata del segundo Airbus que se estrella contra el mar este mes. El pasado 1 de junio, un Air France Airbus A330-200 se precipitó contra el océano Atlántico con 228 personas a bordo.
Ayuda francesa
Mientras continúan las labores de rescate, el Gobierno francés ya ha anunciado el envío de dos barcos de la armada y un avión de transporte militar. Los medios civiles y militares franceses se concentran en la isla gala de La Reunión para dirigirse al lugar de la catástrofe. Los barcos, equipados con lanchas ligeras, se encuentran frente a las costas de Madagascar y no llegarán al lugar del siniestro hasta mañana.
El secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, se ha trasladado al centro de crisis instalado en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle para informar a los familiares de algunos de los pasajeros del avión accidentado que emprendieron vuelo en la capital francesa. Bussereau ha apuntado que la causa del accidente puede haber sido el mal tiempo. Ésa es una de las hipótesis que barajan los investigadores aunque el responsable francés insistió en que "por ahora, hay que ser prudentes".