02.02.10 - 01:04 -
PAULA DE LAS HERAS MADRID./ La Verdad
El secretario de Estado adjunto para Europa afirma que «nunca tuvo en sus planes» asistir a la cita, prevista para esta primavera
El presidente de Estados Unidos faltará a la cumbre EE UU-UE de Madrid
La Presidencia española de la Unión Europea no está siendo ese «acontecimiento histórico para el planeta» con el que soñaban los socialistas. José Luis Rodríguez Zapatero se desayunó ayer con la noticia de que Barack Obama le dará plantón en la cumbre anual que cada año celebran europeos y estadounidenses. Este año tocaba en Europa, y el Gobierno la había programado para el 24 de mayo en Madrid, pero ahora todo está en el aire. El invitado de honor no vendrá.
El disgusto llegó a La Moncloa por la mañana con el 'panadero' -el resumen de prensa nacional e internacional que reciben todos los días a primera hora de la mañana el jefe del Ejecutivo y su gabinete-. 'The Wall Street Journal' anunciaba en portada que el presidente de Estados Unidos no acudiría al encuentro, la cita que el Gobierno aspiraba a convertir en el 'acto grande' de su Presidencia.
Horas más tarde, el secretario de Estado adjunto para Europa, Philip Gordon, lo ratificaba en Washington en una rueda de prensa con periodistas extranjeros.
Obama se enfrenta a una situación interna de enorme dificultad. En menos de un año su popularidad entre los votantes ha descendido a marchas forzadas, la tasa de paro lleva meses por encima del 10% -cifra envidiable para España, pero elevadísima para Estados Unidos- y sus ambiciosas reformas, especialmente la sanitaria, corren peligro después del varapalo sufrido por los demócratas en Massachusets y la pérdida de la mayoría en el Senado.
Por eso, según apuntaba el prestigioso diario, Obama pretende centrar su agenda en las cuestiones domésticas y, si viaja, será a áreas de especial interés como Asia. Su única visita a Europa será, en principio, a Portugal, pero no tendrá lugar hasta el otoño, cuando tendrá lugar la cumbre de la OTAN, en la que el país vecino actúa como anfitrión.
La decisión del líder de la primera potencia mundial es un varapalo no sólo para el Gobierno español sino para toda la UE, que acaba de poner en marcha el Tratado de Lisboa, precisamente, para ganar peso internacional en un mundo cambiante en el que las potencias emergentes ganan terreno.
Es también un duro golpe para Herman van Rompuy, que se acaba de estrenar en el cargo como presidente permanente de la Unión. El belga había barajado, además, la posibilidad de que la cumbre UE-Estados Unidos no se celebrara en Madrid, como habían planeado la Presidencia española, sino en Bruselas. En estas circunstancias, es quizá lo de menos.
El representante de la Casa Blanca afirmó que Obama «nunca tuvo en sus planes una cumbre en primavera con la Unión Europea». Ésta estaba programada porque 'tocaba', aunque es cierto que Europa ya acogió un encuentro de este tipo el pasado año en Praga. Y Obama fue. La diferencia es que aquella fue una cumbre «informal» y ésta no.
Nuevo intento
Zapatero aún tiene oportunidad de hablar sobre el asunto esta semana. Mañana viajará a Washington para participar el jueves en el Desayuno de Oración Nacional como invitado especial del presidente estadounidense. Podría intentar que reconsidere su postura. Pero lo cierto es que, con Obama o sin él, la Presidencia rotatoria de la UE ya ha demostrado tener mucho menos relumbrón de lo que esperaban los socialistas.
Los Consejos los preside Van Rompuy, la función de representación diplomática de la Unión que antaño desempeñaban las embajadas del país de turno ha pasado a manos de la Alta Representante para la Política Exterior, Catherine Ashton y, por si fuera poco, desde que Zapatero viaja por el continente en calidad de representante europeo no ha hecho más que recibir críticas por la debilidad de las finanzas nacionales hasta el punto de que España lleva el sambenito del «enfermo» de Europa, pues existe la creencia entre muchos expertos que ponen en cuestión su capacidad para hacer frente a la deuda y se le ha llegado a presentar como un peligro para el euro.
Hace apenas seis meses la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, presentaba la coincidencia a «ambos lados del Atlántico» entre Obama, en Estados Unidos, y Zapatero, en «la Presidencia de la Unión Europea», como todo un hito: la conjunción de «dos políticas progresistas, dos liderazgos, una visión del mundo, y una esperanza para muchos seres humanos». Hoy las expectativas son algo menores.
PAULA DE LAS HERAS MADRID./ La Verdad
El secretario de Estado adjunto para Europa afirma que «nunca tuvo en sus planes» asistir a la cita, prevista para esta primavera
El presidente de Estados Unidos faltará a la cumbre EE UU-UE de Madrid
La Presidencia española de la Unión Europea no está siendo ese «acontecimiento histórico para el planeta» con el que soñaban los socialistas. José Luis Rodríguez Zapatero se desayunó ayer con la noticia de que Barack Obama le dará plantón en la cumbre anual que cada año celebran europeos y estadounidenses. Este año tocaba en Europa, y el Gobierno la había programado para el 24 de mayo en Madrid, pero ahora todo está en el aire. El invitado de honor no vendrá.
El disgusto llegó a La Moncloa por la mañana con el 'panadero' -el resumen de prensa nacional e internacional que reciben todos los días a primera hora de la mañana el jefe del Ejecutivo y su gabinete-. 'The Wall Street Journal' anunciaba en portada que el presidente de Estados Unidos no acudiría al encuentro, la cita que el Gobierno aspiraba a convertir en el 'acto grande' de su Presidencia.
Horas más tarde, el secretario de Estado adjunto para Europa, Philip Gordon, lo ratificaba en Washington en una rueda de prensa con periodistas extranjeros.
Obama se enfrenta a una situación interna de enorme dificultad. En menos de un año su popularidad entre los votantes ha descendido a marchas forzadas, la tasa de paro lleva meses por encima del 10% -cifra envidiable para España, pero elevadísima para Estados Unidos- y sus ambiciosas reformas, especialmente la sanitaria, corren peligro después del varapalo sufrido por los demócratas en Massachusets y la pérdida de la mayoría en el Senado.
Por eso, según apuntaba el prestigioso diario, Obama pretende centrar su agenda en las cuestiones domésticas y, si viaja, será a áreas de especial interés como Asia. Su única visita a Europa será, en principio, a Portugal, pero no tendrá lugar hasta el otoño, cuando tendrá lugar la cumbre de la OTAN, en la que el país vecino actúa como anfitrión.
La decisión del líder de la primera potencia mundial es un varapalo no sólo para el Gobierno español sino para toda la UE, que acaba de poner en marcha el Tratado de Lisboa, precisamente, para ganar peso internacional en un mundo cambiante en el que las potencias emergentes ganan terreno.
Es también un duro golpe para Herman van Rompuy, que se acaba de estrenar en el cargo como presidente permanente de la Unión. El belga había barajado, además, la posibilidad de que la cumbre UE-Estados Unidos no se celebrara en Madrid, como habían planeado la Presidencia española, sino en Bruselas. En estas circunstancias, es quizá lo de menos.
El representante de la Casa Blanca afirmó que Obama «nunca tuvo en sus planes una cumbre en primavera con la Unión Europea». Ésta estaba programada porque 'tocaba', aunque es cierto que Europa ya acogió un encuentro de este tipo el pasado año en Praga. Y Obama fue. La diferencia es que aquella fue una cumbre «informal» y ésta no.
Nuevo intento
Zapatero aún tiene oportunidad de hablar sobre el asunto esta semana. Mañana viajará a Washington para participar el jueves en el Desayuno de Oración Nacional como invitado especial del presidente estadounidense. Podría intentar que reconsidere su postura. Pero lo cierto es que, con Obama o sin él, la Presidencia rotatoria de la UE ya ha demostrado tener mucho menos relumbrón de lo que esperaban los socialistas.
Los Consejos los preside Van Rompuy, la función de representación diplomática de la Unión que antaño desempeñaban las embajadas del país de turno ha pasado a manos de la Alta Representante para la Política Exterior, Catherine Ashton y, por si fuera poco, desde que Zapatero viaja por el continente en calidad de representante europeo no ha hecho más que recibir críticas por la debilidad de las finanzas nacionales hasta el punto de que España lleva el sambenito del «enfermo» de Europa, pues existe la creencia entre muchos expertos que ponen en cuestión su capacidad para hacer frente a la deuda y se le ha llegado a presentar como un peligro para el euro.
Hace apenas seis meses la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, presentaba la coincidencia a «ambos lados del Atlántico» entre Obama, en Estados Unidos, y Zapatero, en «la Presidencia de la Unión Europea», como todo un hito: la conjunción de «dos políticas progresistas, dos liderazgos, una visión del mundo, y una esperanza para muchos seres humanos». Hoy las expectativas son algo menores.
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