La institución augura una contracción del PIB del 3% en 2009 y una lenta recuperación - Prevé la peor caída de la economía mundial desde la posguerra
CLAUDI PÉREZ (ENVIADO ESPECIAL) - Washington - 23/04/2009 / El País.com
CLAUDI PÉREZ (ENVIADO ESPECIAL) - Washington - 23/04/2009 / El País.com
En los pasillos del Fondo Monetario Internacional (FMI), una mole de hormigón en el centro de Washington, se decía ayer que el momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer. La economía española atraviesa esa zona de sombra. Está tocando fondo. "Lo peor para España ocurre justo ahora, desde finales de 2008 hasta junio", aseguró ayer el economista del Fondo para España, Bob Traa. Las Perspectivas Económicas Mundiales del FMI constatan un sonoro batacazo: una contracción del 3% este año, mucho más profunda que la que indican las previsiones del Gobierno. Y una salida muy complicada por el reventón inmobiliario: una caída del 0,7% en 2010, con el paro por encima de los cuatro millones de personas, y un tímido inicio de la recuperación a partir de 2011.
España era hace sólo unos meses "la variedad feliz del capitalismo", según rezaba el título de un informe del Deutsche Bank de 2007, que calificaba la última década de crecimiento como "una de las más impresionantes historias de éxito entre los países ricos en las últimas décadas". Pero la fiesta se ha acabado. El FMI destacó ayer que prevé una recuperación "mucho más lenta" de lo que estima el Gobierno, por un par de razones de peso. La primera es conocida: los graves problemas de productividad, para los que las soluciones del Fondo caen del tradicional recetario de reformas -pensiones, mercado de trabajo y demás- como fruta madura. La segunda es más controvertida: el FMI espera una fuerte corrección de los precios de la vivienda, del 30% desde el pico más alto. Y según sus estimaciones, el sector inmobiliario apenas ha caído todavía la mitad de esa cifra.
Los economistas del FMI visitaron España el pasado diciembre y se reunieron con el Gobierno, con empresas y con la banca para sacar una foto fija de lo que está ocurriendo. La imagen sale oscura. El informe transmite contradicciones: el Fondo aplaude la celeridad y la potencia de los planes de estímulo de España, que en 2008 y 2009 alcanzan el 2% del PIB recomendado. A la vez, Traa explicaba ayer que los resultados de ese activismo son modestos, y afirmaba que el deterioro de las cuentas públicas no deja mucho margen para nuevas medidas. "No recomendamos nuevos estímulos importantes", zanjó como mensaje a la nueva vicepresidenta, Elena Salgado.
Pero la economía española no es una isla. La crisis es general -"sincronizada" es la palabra que prefieren los funcionarios del Fondo-, pese a que la primavera parece haber despertado el optimismo de algunos Gobiernos, que vislumbran las primeras señales positivas. Como si verbalizar el hechizo de la recuperación fuera suficiente para que las fuerzas de la economía se desencadenen. No es el caso del FMI, convertido en una especie de bruja Casandra. El Fondo vaticinó ayer que la recesión es más profunda y la salida será más débil de lo que se pensaba. La riqueza mundial se contraerá este año un 1,3%; en el mundo desarrollado, la caída se irá más allá del 4%. Peor aún: la eurozona, destino de las exportaciones españolas, es la única región del mundo que registra una contracción en 2009 y 2010.
"Son, de largo, las peores cifras desde la Segunda Guerra Mundial", convino el economista jefe del Fondo, el francés Olivier Blanchard. Sólo los años de pesadilla de la temida Gran Depresión quedan más abajo, por lo que algunos economistas, como el estadounidense Paul Volcker, han bautizado ya esta crisis como "la Gran Recesión".
El Fondo lanzó ayer un mensaje ambivalente. Confía en que la recuperación llegará en 2010, con un crecimiento cercano al 2%. Eso supone una salida más lenta que en crisis anteriores. Pero aun así ese final del túnel es incierto. "Depende de que consigamos estabilizar las turbulencias financieras", dijo Blanchard. El sector financiero va camino de esa estabilización, pero el propio Fondo calcula que la crisis dejará un agujero de 3,1 billones de euros, y apenas una tercera parte de esas pérdidas ha salido ya a la superficie.
Pero el hecho es que los resultados de la banca mejoran, los mercados se estabilizan y en muchos países la contracción de la demanda se modera. "Hay fuerzas positivas y fuerzas negativas con respecto a la economía", resumía Blanchard. El propio FMI se encarga de resaltar, en el lado oscuro, el riesgo de deflación, la subida del desempleo, la caída del comercio, los déficit fiscales en medio mundo y los peligros que acechan a las economías emergentes. Aunque lo que más destaca es el inacabable huracán financiero, que ha causado estragos en la vida de millones de personas.
Los economistas del FMI visitaron España el pasado diciembre y se reunieron con el Gobierno, con empresas y con la banca para sacar una foto fija de lo que está ocurriendo. La imagen sale oscura. El informe transmite contradicciones: el Fondo aplaude la celeridad y la potencia de los planes de estímulo de España, que en 2008 y 2009 alcanzan el 2% del PIB recomendado. A la vez, Traa explicaba ayer que los resultados de ese activismo son modestos, y afirmaba que el deterioro de las cuentas públicas no deja mucho margen para nuevas medidas. "No recomendamos nuevos estímulos importantes", zanjó como mensaje a la nueva vicepresidenta, Elena Salgado.
Pero la economía española no es una isla. La crisis es general -"sincronizada" es la palabra que prefieren los funcionarios del Fondo-, pese a que la primavera parece haber despertado el optimismo de algunos Gobiernos, que vislumbran las primeras señales positivas. Como si verbalizar el hechizo de la recuperación fuera suficiente para que las fuerzas de la economía se desencadenen. No es el caso del FMI, convertido en una especie de bruja Casandra. El Fondo vaticinó ayer que la recesión es más profunda y la salida será más débil de lo que se pensaba. La riqueza mundial se contraerá este año un 1,3%; en el mundo desarrollado, la caída se irá más allá del 4%. Peor aún: la eurozona, destino de las exportaciones españolas, es la única región del mundo que registra una contracción en 2009 y 2010.
"Son, de largo, las peores cifras desde la Segunda Guerra Mundial", convino el economista jefe del Fondo, el francés Olivier Blanchard. Sólo los años de pesadilla de la temida Gran Depresión quedan más abajo, por lo que algunos economistas, como el estadounidense Paul Volcker, han bautizado ya esta crisis como "la Gran Recesión".
El Fondo lanzó ayer un mensaje ambivalente. Confía en que la recuperación llegará en 2010, con un crecimiento cercano al 2%. Eso supone una salida más lenta que en crisis anteriores. Pero aun así ese final del túnel es incierto. "Depende de que consigamos estabilizar las turbulencias financieras", dijo Blanchard. El sector financiero va camino de esa estabilización, pero el propio Fondo calcula que la crisis dejará un agujero de 3,1 billones de euros, y apenas una tercera parte de esas pérdidas ha salido ya a la superficie.
Pero el hecho es que los resultados de la banca mejoran, los mercados se estabilizan y en muchos países la contracción de la demanda se modera. "Hay fuerzas positivas y fuerzas negativas con respecto a la economía", resumía Blanchard. El propio FMI se encarga de resaltar, en el lado oscuro, el riesgo de deflación, la subida del desempleo, la caída del comercio, los déficit fiscales en medio mundo y los peligros que acechan a las economías emergentes. Aunque lo que más destaca es el inacabable huracán financiero, que ha causado estragos en la vida de millones de personas.
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